El Instituto de Investigaciones Estéticas ha buscado, al establecer una sede académica foránea en Oaxaca, entrar a uno de los estados y regiones con mayor riqueza artística y cultural del país; con este paso, impulsa su descentralización académica y desarrolla en un ambiente excepcional tareas de investigación y difusión alrededor de su quehacer esencial, la historia, crítica y teoría del arte; participando activamente en la protección de su patrimonio artístico y cultural.
La Unidad Oaxaca tiene el compromiso de responder dentro del ámbito de su competencia a la sociedad de la cual forma parte, apoyando los proyectos y las actividades necesarias, con miras a convertirse en un punto de referencia para el sur de México y Centroamérica, en el que se propone como un ejercicio de difusión y divulgación permanente que sirva para acercar a los mas importantes especialistas de México y el extranjero.
Al exterior, el Instituto ya aporta sus puntos de vista y conocimientos a través de la participación de su plantilla de investigadores en diversos foros. Ha iniciados su vinculación con diversas instancias afines con la intención de proponer soluciones a las diversas problemáticas, a nivel local, regional y nacional.
Historia del Recinto, Antiguo Palacio Arzobispal
Proporcionar una fecha segura que de cuenta de la finca original de la vieja casona que ahora sirve como sede de la Universidad Nacional Autónoma de México en la ciudad de Oaxaca y, en lo particular, a la Biblioteca Beatriz de la Fuente, es algo que por el momento se antoja casi imposible. Han sido muchos los dueños del solar donde se encuentra y no menos las modificaciones que ha recibido desde su fundación. Aún así, es muy probable que ya existiera a finales del siglo XVIII como la casa de altos y bajos que hoy conocemos formada con sillares de piedra verde y ladrillo. En 1887 pertenecía al presbítero Don José Guadalupe García y en 1894, año en el que el Arzobispo Gillow adquiere el predio que linda con ella al poniente, se decía que la casa de nuestro interés había sido propiedad de sus herederas. No sería extraño que para entonces ya se encontrara vacía y en parte derruida por efectos de las guerras y de los frecuentes terremotos, repitiendo así la triste condición en la que se hallaba entonces la ciudad en su conjunto.
Entre tanto, el ilustre Arzobispo de Oaxaca muy cercano en amistad con el Presidente Porfirio Díaz se daba a la tarea de construir a espaldas de nuestra sede un magnífico Palacio Arzobispal de arquitectura neoclásica que aún mantiene su entrada principal en el número 37 de la sexta calle de Avenida Independencia.