Organizado por la UNAM, la Sociedad
Defensora del Tesoro Artístico de México,
el INAH, CONACULTA y la Comisión de Arte Sacro de
la Arquidiócesis de México, se llevó a
cabo un homenaje en memoria de la vida y obra de Manuel
González Galván, investigador del Instituto
de Investigaciones Estéticas, fallecido en diciembre
de 2004.
A continuación damos a conocer las intervenciones de
algunos de los participantes del evento.

Homenaje a Manuel González Galván
Jaime Salcido
Esta noche quiero comentar un aspecto poco
conocido de Manuel: su labor como editor de sus propios textos.
Esta labor nos unió y nos permitió trabajar
en ediciones que él mismo financió. Hace 25
años nos presentó un gran amigo de ambos: Danilo
Ongay, quien me invitó a una conferencia sobre la
catedral de Morelia, en la entonces prestigiada “ zona
rosa “. Durante mas de dos horas Manuel habló únicamente
sobre la fachada y todo lo que ella implicaba; sobra decir
que su dominio del tema y su capacidad de análisis
me sorprendió. Con el tiempo supe que si alguien conocía
a fondo este templo era precisamente él, lo que dio
pie para editar, el año de 1989, el libro “ Catedral
de Morelia. Tres ensayos ”, del que dijo, entre otras
cosas, que lo hacía para “ dejar el deseo de
un ánimo permanente hacia la Catedral, que nos mueva
a su mejor conocimiento y justa admiración, tanto
como al mayor, mejor y más armonioso cuidado de ella “.
Años después, cayeron en sus manos una fotos
estereoscópicas de Morelia tomadas entre los años
de 1860 y 1880, lo que dio pie al libro “ Morelia Ayer
y Hoy ”, publicado el año de 1993, con fondos
del Instituto de Investigaciones Estéticas y del propio
Manuel. Estas fotos lo entusiasmaron tanto que él
mismo tomó las fotos del Morelia de hoy, desde los
mismos ángulos de las antiguas, ha más de un
siglo de distancia. El resultado lo tranquilizó al
grado de que me comentó : “ después de
todo la ciudad no ha cambiado mucho “. De este libro
se ha dicho que movió voluntades para devolver a Morelia
su encanto original y logró, entre otras cosas, lo
que parecía imposible: reubicar a los vendedores ambulantes
y dejar libres sitios claves en el centro histórico.
Alguna vez me comentó que el único templo en
México que ha llegado intacto hasta nosotros es la
parroquia de Santa Prisca de Taxco. Como experto en el arte
barroco mexicano el tema le llamaba poderosamente la atención
y entonces surgió la idea de hacer el libro “ Voces
del Barroco en Santa Prisca de Taxco ”. Publicado el
año de 1997, lo presentamos en la propia parroquia,
un domingo después de la misa de las ocho, a la luz
de las velas y con la música barroca de un original
grupo vestido a la usanza del siglo XVIII. El párroco
nos había advertido que la gente no estaba acostumbrada
a un acto como este y que si no éramos breves la gente
se iría rápidamente. Para nuestra sorpresa,
el templo permaneció lleno, oyendo a Manuel hablar
extensamente sobre el retablo mayor de la parroquia y el
significado del oro en el barroco. Su sencillez y su humildad
habían cautivado al público, que en absoluto
silencio lo escuchó atentamente por mas de hora y
media.
Desgraciadamente algunos otros textos que habíamos
trabajado se quedaron en proyecto: la edición del
documento del siglo XVIII, de el convento de carmelitas de
Morelia; sus más de 500 viñetas, publicadas
en muchas revistas, que reunió pacientemente en sus últimos
años, entre otros planes.
Pero, afortunadamente, aquello que seleccionó de entre
todos sus artículos como su aportación mas
original al estudio del arte virreinal, y que le ocupó sus últimos
años, verá la luz próximamente. Se trata
de lo que llamó su antología personal y que
me dijo era su testamento. El Instituto de Investigaciones
Estéticas al que dio sus mejores años y el
Gobierno de Michoacán, a través de su amada
Morelia, unirán esfuerzos para coeditar esta obra
póstuma en honor a su recuerdo.
La última vez que ví a Manuel fue en un conocido
restaurante de la calle de Francisco Sosa, Nos reunimos con
el padre Armando Ruiz para presentar el libro “ Arquitectura
Religiosa de la Ciudad de México, Siglos XVI al XX “ en
el que Manuel escribió un ensayo titulado “Desarrollo
secular del templo virreinal. Introducción al siglo
XVIII”. Este fue el último texto que escribió y
que se incluyó en esta edición que hicimos
para la Asociación del Patrimonio Artístico
Mexicano. Manuel escogió, aquella noche del 1º de
diciembre del año pasado, hablar sobre su querido
barrio de Coyoacán, en el que vivió por mas
de 30 años. Decía que Coyoacán tiene
templos de todos los siglos y con conocimiento habló durante
mas de una hora sobre San Juan Bautista, el Convento de Santa
María de los Angeles Churubusco, la Capilla de la
Concepción, la Conchita, y el Altillo. Sobra decir
que se llevó la noche. Fue la última conferencia
de su vida y a la hora del brindis le confesó a mi
esposa Alma, “ Almuca “ como él siempre
le decía, que ya no iba a vivir mucho pues sentía
cercana su muerte. Lo íbamos a llevar a su casa al
fin del evento pero el padre Armando Ruiz se ofreció a
llevarlo pues iba en esa dirección. Ya no supimos
de él hasta aquella mañana del 20 de diciembre
en que murió en su casa en el barrio de Coyoacán.
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