El fascinante y vertiginoso ascenso
a la fama de los Beatles
Octavio Ortiz Gómez*
oortizgo@yahoo.com
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Para nadie es desconocido que los Beatles fueron los creadores
e intérpretes de canciones muy famosas, conocidas
y valoradas internacionalmente. Podría decirse que
incluso el paso del tiempo ha actuado en favor del grupo,
sus composiciones y su leyenda. La variedad y la influencia
de su obra trascienden los linderos de
la cultura del rock.
Desde
los primeros años sesenta del siglo XX las canciones
de los Beatles no han dejado de escucharse e interpretarse
en todo el mundo. Si tomamos en cuenta que esta práctica
no se vio afectada por la desaparición del grupo,
podemos afirmar que la música ha superado a sus propios
compositores y ejecutantes originales. Es una música
que, a través de sus ejemplos más acabados
y populares (o sea, conocidos), bien puede ser considerada clásica (es
decir, constituye un modelo).
Entre el 11 de septiembre de 1962 y el 9 de febrero de 1964
los Beatles lograron la fama internacional. O sea que les bastó un
año y cinco meses para lograr esa meta. Y cuando digo
internacional realmente es eso. El fenómeno Beatles
se extendió por todo el planeta y se hizo común
y corriente el uso de la expresión beatlemanía.
Por todos los rincones de la tierra se escuchaba este término,
pero más importante, la música que lo respaldaba;
también por todas partes aparecía la imagen visual
de los creadores y ejecutantes del singular sonido.
El 11 de septiembre de 1962 los Beatles grabaron su primer
disco. En un lado presentaba la canción Love Me
Do y, en el otro, P. S. I Love You, es decir,
sólo dos piezas, de acuerdo con el criterio discográfico
implantado años atrás. El criterio consistía
básicamente en lanzar al mercado discos sencillos de
45 rpm (el auge de los LP vendría poco después).
La compañía discográfica con la cual los
Beatles firmaron su primer contrato y puso a la venta el disco
inicial fue Parlophone, subsidiaria de EMI.
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En octubre del mismo año, Love Me Do se
situaba entre los primeros 20 lugares de las listas de éxitos
musicales del Reino Unido. A principios de 1963, Please Please
Me, la pieza de su segundo sencillo, alcanzaba el primer
lugar en el territorio británico. Ese mismo año,
en abril, grababan su primer álbum, también llamado Please
Please Me.
Todo
estaba sucediendo muy rápido, a una velocidad poco conocida
por aquel entonces. El paso del anonimato al reconocimiento local
y de ahí al prestigio internacional en el terreno de la
música popular tomaba (y aún toma), en general,
algunos años. Hoy en día, un cantante o conjunto
puede alcanzar el éxito repentino en los cinco continentes;
una o dos grabaciones le permiten sentir lo que es la fama, mientras
se presentan en la radio y la televisión, pero después
de eso nada. Con los Beatles fue distinto. Esto se debió,
entre otras cosas, a que se vieron favorecidos por los medios
de comunicación masiva y a que ellos lo supieron aprovechar
muy bien. Eran unos vedettes natos, hombres del espectáculo
que lo mismo grababan discos que ofrecían conciertos, aparecían
en shows radiofónicos y actuaban y se divertían
en programas de televisión; también el cine fue
un medio propicio, al igual que las imágenes impresas (su
estilo en el vestir y su look en cuanto al peinado eran
resaltados en portadas, carteles, revistas, etcétera).
Por si fuera poco, los Beatles tenían mucho talento.
En
1963 surgió la beatlemanía en
Gran Bretaña. Este término, acuñado
por la prensa británica, remitía al revuelo
que los Beatles estaban levantando. Con esta expresión
se hacía referencia a los desbordamientos de ánimo
y las tremendas muestras de afecto que provocaban los cuatro
integrantes del grupo, puntales de lo que empezó a
identificarse como una revolución cultural, primero
en Inglaterra y después en el mundo entero. Los Beatles, “como
líderes de la revolución, rápidamente
pasaron de ser unos descocados recién llegados a un
verdadero fenómeno cultural, con ventas discográficas
en aceleración, al igual que ellos” (Tobler,
p. 23).
En
noviembre de 1963 los Beatles grabaron el quinto sencillo
de su carrera, I Want to Hold Your Hand, pieza que,
como acostumbran decir en estos casos las crónicas
de espectáculos, los catapultó a la
fama mundial. Aunque primero tuvieron que pasar por Estados
Unidos. Desde los años inmediatamente posteriores
a la Segunda Guerra Mundial y durante casi toda la segunda
mitad del siglo XX el éxito internacional de un cantante,
actor o producto del show business o de la cultura
de masas dependió de manera fundamental de los modelos
y principios establecidos por las industrias culturales estadounidenses,
a través de sus empresas cinematográficas,
de televisión, de distribución, discográficas,
etcétera.
I
Want to Hold Your Hand se volvió exitosa entre
los ingleses a finales de noviembre de 1963. En ese mes los
Beatles grabaron su segundo LP con el nombre de With
the Beatles. Para entonces, el álbum Please
Please Me llevaba 30 semanas en el primer lugar de las
listas de popularidad de Gran Bretaña. Sin embargo,
los Beatles eran prácticamente unos desconocidos en
América. En aquel momento era difícil suponer
que esta situación cambiaría de manera radical
en poco tiempo.
En enero de 1964 se editaba en Estados Unidos el sencillo I
Want to Hold Your Hand y el segundo de sus LP (With
the Beatles)con el título, en ese país,
de Meet the Beatles. El cuarteto comenzaba a escucharse
en Norteamérica. Vino entonces el archifamoso primer
viaje a la Unión Americana, muy significativo para
el rock y la historia cultural de la pasada centuria.
A partir de él, la música pop, lo
que es decir juvenil, moderna, internacional (la música
que se desarrolló como consecuencia del encumbramiento
del rock and roll de los cincuentas), no sólo
devino un elemento muy destacado de la gran industria cultural
sino que también empezó a influir en forma
decisiva en sus proyectos y realizaciones.
Unos minutos definitivos en la historia de la
cultura de masas
El 7 de febrero de 1964 una multitud delirante fue a recibir
a los Beatles al aeropuerto John F. Kennedy de Nueva York.
Las imágenes cinematográficas de este acontecimiento
(en aquel tiempo no predominaba el videotape) muestran
a infinidad de jóvenes arremolinados, dentro y fuera
del aeropuerto, dando la bienvenida muy emocionados al grupo.
También
quedó registrado el momento de mayor trascendencia
de ese viaje: la presentación del cuarteto en el célebre
programa de televisión El show de Ed
Sullivan, el 9 de febrero de 1964. La actuación
fue transmitida en vivo a todo Estados Unidos desde el estudio
en Broadway, Nueva York, de la cadena CBS.
Ya en la segunda mitad de la década de 1950, El show de
Ed Sullivan acaparaba la atención nocturna de
los estadounidenses. Lo que son las cosas,este show,
dirigido a un público de todas las edades (incluidas,
desde luego, las abuelitas) ocupa un lugar significativo
en la historia del rock. A principio de 1957 se
presentó en su estudio un vital y provocativo Elvis
Presley. La imagen “real”, en vivo, más
rebelde y rocanrrolera del rey Elvis la mantenemos en buena
parte gracias a las escenas de este programa (la primera
producción televisual que se grabó en video),
cuando Presley todavía no era atrapado por el establishment y
causaba verdaderos conflictos morales, además de avivar
deseos sexuales (en la última de las tres emisiones
del show en que participó en 1957 fue tomado
de la cintura para arriba).
“Ladies and gentlemen:... the Beatles!”,
y los muchachos se arrancan con “All My Loving” en
medio de una gritería ensordecedora del público
presente en el estudio. “Tan pronto como Ed presentó al
grupo y Paul [McCartney] tocó su canción […],
ocurrió una revolución en la cultura popular
de Estados Unidos”. En primer lugar, alrededor de 73
millones de personas los vieron en escena. Con ese acontecimiento
se registró el índice de audiencia más
alto hasta ese momento en la Unión Americana (The
Beatles, folleto, pp. 32-33). En segundo lugar, se dio cabida
en los hogares norteamericanos a una imagen juvenil distinta
de la comúnmente aceptada por la sociedad de entonces.
Asimismo, un público amplio, compuesto por personas
de distintas edades, escuchaba por primera vez una música
nueva y original, que de alguna manera había sido
aprobada por los directivos del medio televisual, pero que
en varios sentidos constituía una afrenta a la tradición
y a los gustos aceptados por los representantes de la sociedad.
Con esta transmisión, la imagen de los Beatles entró de
golpe en los hogares estadounidenses.
Era
una imagen fresca y desenfadada, a la vez que limpia y presentable
(jóvenes modernos, de aire cosmopolita): a pesar del
cabello “largo”, para ese momento, y de los gritos,
gestos y desplantes, vestían de traje y corbata. Uno
de los modelos que lucían por aquel entonces había
sido diseñado por Pierre Cardin (pantalones ajustados
y sacos cortos, sin solapas). Pero ante todo estaba la música,
su música.
“Después
dijeron que durante nuestra actuación no se cometieron
crímenes. Hasta los delincuentes descansaron durante
los 10 minutos que actuamos.” George Harrison comenta
el hecho en un documental producido tres décadas después
(The Beatles, DVD 2, episodio 3: cap. 2).
Cuando se ha tomado partido por el significado de la historia,
así como por el rock y sus momentos cumbres,
uno no puede dejar de sentir la nostalgia de lo no vivido
al ver imágenes de los Beatles en plena acción,
y a un Harrison vivito y maduro recordando los viejos y buenos
tiempos.
Presencia en los medios y capacidad
escénica
Los Beatles interpretaron cinco canciones en el programa
de Sullivan. De acuerdo con Barry Miles su presentación
sumó 13 minutos y medio, tiempo suficiente, lo sabemos
ahora, para asegurar al grupo un sitio en la historia de
la televisión mundial. Los cuatro músicos cerraron
su intervención con I Want to Hold Your Hand.
Desde un principio los Beatles mostraron capacidad para desenvolverse
en los espacios del espectáculo. Brian Epstein, el
famoso manager o representante artístico
del grupo (se suicidó en 1967), describió en
alguna ocasión cómo se comportaba el cuarteto
en sus inicios, cuando se presentaban en el Cavern Club de
Liverpool (donde debutaron en enero de 1961): “No eran
muy guapos ni muy limpios. Fumaban cuando tocaban y comían
y hablaban, fingían darse golpes. Volvían la
espalda al público, gritaban a la gente y se reían
de sus propios chistes. Pero aparentemente, había
en todo aquello un enorme entusiasmo” (Hunter Davis,
citado por Dister, p. 47). Irreverencia y soltura, carácter
festivo, muchos de los atributos escénicos del grupo
ya estaban presentes desde el inicio. Hoy no resulta extraño
para un asistente a un concierto de rock ver a los
protagonistas del acto desenvolverse en una forma muy parecida
a como lo hacían los Beatles, y que tanto llamó la
atención a Epstein la primera vez que los vio.
Cuando los Beatles viajaron a América ya tenían
muchas tablas en cuanto a la participación en programas
de radio y televisión. Todavía no se cumplía
el primer año de su contrato discográfico y
la BBC ya les había ofrecido su propia serie radiofónica
semanal. La propuesta resultaba verdaderamente inusual, en
un “tiempo en que la música pop era
severamente racionada en las ondas aéreas de la nación”.
La serie se tituló Pop Go The Beatles y fue
transmitida durante septiembre de 1963 en 15 emisiones de
media hora cada una. Estas transmisiones presentaron música
grabada por el grupo, especialmente para la ocasión,
en los estudio de la BBC(The Beatles, folleto, p.
22).
El
4 de noviembre de 1963 se presentaron en el Royal Command
Performance (también conocido como el Royal
Variety Show). Seis días después, cerca
de 40 por ciento de la población británica
vio este espectáculo real por televisión, y
los que no tenían tele pudieron escucharlo por el
radio pues la BBC también lo transmitió esa
misma noche del 10 de noviembre. El concierto presentó un
hecho singular, muy recordado desde entonces por los seguidores
y biógrafos del conjunto: en aquella época
era común que los Beatles invitaran al público
que asistía a sus conciertos a que los acompañaran
con sus palmas en la interpretación de Twist and
Shout. Esa noche no fue la excepción..., aunque
con una ligera variante: antes de interpretar la pieza, John
Lennon se dirigió a los asistentes, entre ellos la
reina madre, para hacerles una petición que, en realidad –muy
a su estilo, por cierto–, resultaba un desafío,
toda vez que la mayor parte de ese público estaba
constituida por miembros de la nobleza: “Para nuestro último
número quisiera pedir su ayuda. ¿Podría
la gente de los asientos más baratos aplaudir? Y el
resto de ustedes, si tan sólo sacudieran sus joyas” (¡zas!)
[ibid., pp. 27 y 29, y disco 2, corte 2].
Propagación mundial de la beatlemanía
En 1964 se propagó el fenómeno de la beatlemanía
por todo el orbe. El detonador fue la gira por Estados Unidos.
A finales de febrero, los cuatro protagonistas del fenómeno
ya estaban de regreso en su país, pero el viaje, cuentan
sus biógrafos, los marcó definitivamente. La
música pop y su industria también
se transformaron a consecuencia de esta gira beatleriana.
El anterior
tráfico casi total en un solo sentido del pop de
EUA a Gran Bretaña se invirtió de manera
sin precedente cuando I Want to Hold Your Hand llegó a
la cima de la popularidad estadounidense y fue seguido
velozmente por la reedición de los primeros éxitos
de los Beatles. Pronto toda la Invasión británica –los
Dave Clark Five, los Searchers, los Rolling Stones y
tantos más– los siguió. Desde entonces,
la ruta transatlántica del éxito ha sido
en dos sentidos (Tobler, p. 24). |
En abril de 1964 Can’t Buy Me Love, el lado A del sexto
disco sencillo de la banda, se convertía en la primera grabación
en alcanzar simultáneamente en Estados Unidos y Gran Bretaña
el lugar de honor en las charts de la popularidad (Pareles y Romanowski,
p. 34).
Aunque lo mejor estaba por venir (oírse), los Beatles traían
consigo una nueva música que, sin embargo, recuperaba la vitalidad
y emoción de los primeros días del rock and roll.
Detrás de ellos, con propuestas propias en muchos casos, venían
otros músicos y cantantes, ingleses y norteamericanos, que hacían
suyos los nuevos sonidos y los enriquecían con creaciones originales.
En conjunto, estos jóvenes presentaban al mundo un estilo musical
que rápidamente empezó a evolucionar y a lograr altos niveles
de experimentación, creatividad y sofisticación.
Los Beatles en el cine
La consolidación de los Beatles como figuras de renombre
internacional llegó con su tercer LP y, de manera muy
clara, con el cine. El 25 de febrero de 1964, una semana después
de su regreso de Estados Unidos, el grupo comenzó a
grabar el álbum en cuestión, mientras que su
primera película empezó a ser filmada a la semana
siguiente. Ambas producciones aparecieron (y se encumbraron)
con el título de A Hard Day's Night.
El
estadounidense Richard Lester (Filadelfia, 1932) fue el director
de la cinta,un largometraje de bajo presupuesto cuyo rodaje
comenzó el 2 de marzo de 1964. El filme no sólo
afianzó la fama de los Beatles; también permitió que
el grupo ampliara sus audiencias juveniles, al igual que cosechara
prestigio y reconocimiento internacional entre artistas, intelectuales
y, en general, comunidades de públicos más selectivas,
críticas e informadas que el consumidor promedio.
La noche de un día difícil o Qué noche la
de aquel día (título este último
con el cual se conoció en España) mostraba la
imagen “real” de los Beatles a millones de personas,
muchas de las cuales veían o, incluso, escuchaban a
estos jóvenes por primera ocasión. Ahí estaban
los héroes de carne y hueso, en una película
donde actuaban de modo estelar, brindando su música
y su manera de ser, no sólo al público “natural” de
ellos: adolescentes y jóvenes de todo el planeta, que
en su gran mayoría, por obvias razones, no habían
asistido –ni podrían hacerlo– a un concierto
del grupo.
Puede sostenerse que “se les presentó casi como
héroes desmitificados” (Dister, p. 100). A
Hard Day's Night exhibía a los Beatles como personajes
plenos de dinamismo, humor e imaginación, relajados
sí, pero con problemas y tropiezos como cualquier ser
humano:
Al contrario
de las producciones USA almibaradas tipo Presley, que
idealizaban a los héroes convirtiéndolos
en personajes de sueño fuera de lo común,
inaccesibles, los Beatles aparecieron sobre las pantallas
como muchachos a quienes les pueden suceder las mismas
cosas que al resto de los mortales. En ellos cada uno
se reconoce en su cotidianidad. Y, desde luego, es la
mejor base para proponer transformaciones, modas nuevas
y, más tarde, una cierta filosofía (ibid.,
pp. 30-31). |
Más efectos de a Hard day's night, álbum
y película
El álbum Hard Day's Night entró en
circulación en Gran Bretaña y Estados Unidos en julio
de 1964. De acuerdo con la crítica especializada se trata de
una producción sobresaliente, entre otras cosas porque el grupo “compuso
por primera vez un álbum entero y Lennon dio visos de una naturaleza
menos entusiasta” (Noyer, p. 97).
A
Hard Day's Night es “el álbum quintaesencial
de los Beatles, atestado de melodía, optimismo e
ingenio. Ellos compusieron las 13 canciones y ninguna tiene
desperdicio... el corte del título presenta el uso
más inventivo jamás empleado en el pop de
un estrepitoso acorde” (David Quantick, tomado de
Noyer, p. 97). Este LP constituye su primera gran obra.
Después vendrían trabajos más elaborados
y profundos (a partir del álbum Rubber Soul,
dado a conocer en noviembre de 1965). No obstante, el disco A
Hard Day's Night, apoyado en la película,
mostró el estilo y las capacidades del grupo.
En agosto de 1964 A Hard Day's Night fue estrenada
en Estados Unidos. Transcurrida la primera semana de
exhibición había recabado 1.3 millones
de dólares (Pareles y Romanowski, p. 34). Según
los expertos, la cinta “anticipó el estilo
del video-rock con su vertiginosa edición
y frenética inventiva” (Noyer, p. 97).
Con
el álbum homónimo los Beatles llegaron a un nivel superior
de popularidad, éxito comercial e influencia social internacional,
algo que muy pocos habían logrado antes y que sólo unos cuantos
lograrían después, durante las décadas finales del
siglo XX, en el ámbito de la música y los espectáculos.
La situación resulta más que sorprendente pues el conjunto
se mantuvo en ese sitio especial, columpiándose en los cuernos de
la luna, dando de qué hablar, encabezando la revolución musical
y cultural, hasta el anuncio de su desintegración en 1970.
Referencias
The
Beatles, The Beatles Anthology 1, Holanda, Apple Corps./EMI
Records, 2 CD y un folleto de 46 pp., 1995.
The
Beatles Anthology, Estados Unidos, Apple Corps
Limited, 5 DVD video, 2003.
Dister,
Alain, Los Beatles, Barcelona, Ediciones Júcar,
1988.
Miles,
Barry, Los Beatles día a día,
Barcelona, Ma Non Troppo, 2003.
Noyer,
Paul du (ed. gral.), Encyclopedia of Albums,
Bristol, Inglaterra, Dempsey Parr, 1998.
Pareles,
Jon y Patricia Romanowski (eds.), The Rolling Stone
Encyclopedia of Rock & Roll, Nueva York, Rolling
Stone Pressy Summit Books, 1983.
Tobler, John (ed.), Who’s Who in Rock & Roll,
Nueva York, Crescent Books, 1991.
Inserción en Imágenes: 03.07.08.
Foto del portal: Los Beatles
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