Disección
técnica e interpretación estética de una obra de Siqueiros
María Constantino
beltmondi@yahoo.com.mx
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En
1936, David Alfaro Siqueiros creó El nacimiento
del fascismo en un taller de experimentación
fundado por él en Nueva York. Junto con los también
muralistas José Clemente Orozco y Rufino Tamayo, Siqueiros
participaba como delegado en las actividades antibélicas
y antifascistas de la Asociación Nacional de Artistas
Plásticos en aquella ciudad, cuando pintó una primera
versión de la obra. Académicos y especialistas
del Instituto de Investigaciones Estéticas (IIE) de
la UNAM y del laboratorio de conservación del Museo
de Arte Moderno de Nueva York, encabezados por el historiador
del arte Renato González Mello, emprendieron desde
el 2004 un largo y exhaustivo estudio técnico e iconográfico
que les permitió descubrir y analizar las distintos
procedimientos y materiales con los cuales está realizada
la pintura, y demostrar que “debajo” de la última
versión –fechada hacia 1945–, se
encuentra otra obra con el mismo tema que Siqueiros trabajó, “repintó” y
reelaboró en un arco de tiempo de casi diez años.
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Baja
viscosidad: El nacimiento del fascismo y otras
soluciones es el resultado de esa investigación
interdisciplinaria que incluyó a restauradores,
historiadores del arte y otros especialistas. La Sala
de Arte Público Siqueiros (SAPS) alberga la pequeña
e inusual exposición donde se aprecia la versión
final de la obra. A la manera del arte contemporáneo,
el cuadro se dispuso como suspendido en el espacio, protegido
dentro de una estructura de acrílico para que
el vistante se aproxime, rodee y mire de cerca, no sólo
la imagen sino también los cantos y el soporte
(triplay de caoba) de la obra, es decir, que la observe
a través de todos sus ángulos. Atrás,
sobre una pared, a ambos lados de El nacimiento del
fascismo, están colocadas dos ampliaciones
de fotografías en blanco y negro con las creaciones
y modificaciones que Siqueiros hizo de la primera versión,
la cual quedó “oculta” con las adecuaciones
y reflexiones pictóricas finales.
Uno de los méritos más importantes de la exposición es el
trabajo realizado por las restauradoras Sandra Zetina y Elsa Arroyo del Laboratorio
de Diagnóstico de Obras del IIE, quienes, en colaboración con Anny
Aviram y Chris McGlinchey del Museo de Arte Moderno de Nueva York, indagaron,
se introdujeron en la obra del gran muralista mexicano para “extraer” y
observar todos y cada uno de los materiales que empleó el artista para
crear El nacimiento del fascismo. Se puede afirmar que los especialistas
horadaron la obra y, como científicos barrenadores, se abrieron camino
a través de las capas de pintura, de las dos obras que es una sola. Para
ello utilizaron complejas y sofisticadas técnicas e instrumentos de investigación
especializada y de alta tecnología con los que cuenta el Laboratorio de
Diagnóstico del IIE.
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El
nacimiento del fascismo es una pintura de 61 x 76
centímetros. Al centro de la composición,
sobre un mar turbulento flota una barcaza de tablas con
un mástil y una vela sacudida por el viento. Encima
de los tablones está pariendo, abrazada al mástil,
la prostituta universal. El producto del parto es amorfo
y sangrante. Arriba a la izquierda, sobre el agua y como
si fuera espuma, navega a la deriva una cruz gamada,
símbolo del nacionalsocialismo. En la parte superior
derecha, sobre un montículo de arena, se observa
un desarrollado complejo industrial que simboliza a la
Unión Soviética: es la vanguardia, el socialismo,
y se encuentra alejado del oleaje que promete hacer naufragar
al fascismo desde su gestación.
En la obra de 1936, la primera, Siqueiros consideró otros elementos iconográficos
que en la versión última “desaparecieron” por las nuevas
capas de pintura que aplicó: parte de la cabeza y el brazo con la antorcha
de la Estatua de la Libertad, símbolo de un capitalismo e imperialismo
que se hunden por sus propias contradicciones en un mar encrespado. (Recordemos
que el muralista inició la obra en Nueva York –donde está elevado
el monumento– y que el crack económico de 1929 sugería
a los pensadores –y artistas– marxistas el colapso del modo de producción
capitalista.) En la obra de 1945 la estatua queda “oculta” por el
mar y la suástica de segunda factura. En la de 1936, la meretriz arroja –de
izquierda a derecha– los semblantes de Hitler, Hearts (el magnate de la
prensa estadounidense) y Mussolini (los tres rostros quedaron remplazados por
el engendro-fascismo deforme). En el ángulo inferior izquierdo, sobre
el agua, flota un libro abierto y volteado hacia abajo, el cual se perdió en
la versión definitiva dentro de un oleaje perfectamente dibujado. Las
instalaciones industriales soviéticas prevalecieron.
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El nacimiento
del fascismo es
una obra importante
porque revela
las búsquedas
plásticas,
técnicas
y de materiales
que posteriormente
emplearía
el autor en otras
pinturas y murales.
Para la obra que
se expone en la
SAPS, el autor
experimentó un
método
de absorción
de dos o más
colores cuyos
efectos estéticos
denominó “accidentes
controlados”.
Utilizó materiales
y soportes industriales
con fines de propaganda
política.
En la muestra
se observan algunos
documentos como
cartas, notas
mercantiles, facturas
y listas de productos
industriales que
demuestran el
interés
de Siqueiros por
innovar sus técnicas
de creación
artística
que le permitieran
expresar de mejor
manera sus conceptos,
ideas, pensamiento
ideológico
y sensibilidades
estéticas.
El
creador empleó la
técnica
de la piroxilina
aplicada con pistola
de aire, la cual
es una pintura
de uso industrial
automotriz a base
de nitrato de
celulosa con cualidades
plásticas
(con el celuloide
comenzaron a producirse
innumerables productos
industriales como
películas
de cine, muñecas
y otros objetos
de la sociedad
de consumo). El
artista manipuló la
consistencia de baja
viscosidad de
esa especie de “magma” plástico
para crear formas
caprichosas, accidentalmente
controladas, como
escurrimientos
y burbujas que,
aplicada al soporte,
adoptó ciertos
rasgos de arte
abstracto que
fascinarían
a artistas como
el estadounidense
Jackson Pollock.
Sobre la base
de piroxilina
(de producción
petroquímica),
Siqueiros creaba,
ahora sí con
pincel fino y
estilo académico,
los temas del
cuadro. Tal es
el caso de las
figuras que aparecen
en El nacimiento
del fascismo: la
parturienta, la
representación
de la URSS, las
olas, el horizonte,
etcétera.
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Vale la pena resaltar
el trabajo de laboratorio
porque en la exposición
se contemplan fragmentos
de la pintura que
demuestran fehacientemente
que sí es
la misma obra de
1936 pero re-pintada,
re-creada. Entre
las capas de pintura,
por ejemplo, se
le “escapó” a
Siqueiros un pico
de la corona de
la Estatua de la
libertad; en otra
parte se observa
parte del libro
de la primera versión
y hasta es posible
distinguir la primera
firma del artista
en color blanco.
En fin, esa investigación
científica
indaga en el quehacer
del artista: sus
búsquedas
y experimentaciones
con base en técnicas
modernas.
Adicionalmente,
como parte del proyecto,
se analizaron otras
siete obras del artista,
entre ellas Víctima
proletaria (1933)
y Suicidio colectivo (1936),
pertenecientes a la
colección del
Museo de Arte Moderno
de Nueva York, Madre
proletaria (1931)
y María
Asúnsolo (1935),
que ya exhiben las
inquietudes técnicas
y de experimentación
con nuevos materiales.
El icono de
la Estatua de la Libertad en
la pintura de 1936
permitió a
los investigadores
establecer relaciones
directas con la ciencia-ficción.
Al parecer Siqueiros
mostró cierto
interés por
el tema. Al menos
dos obras que se exhiben
en la SAPS lo documentan: Aeronave
atómica y Antenas
estratosféricas, ambas
de 1949. Con la colaboración
del especialista en
literatura de ciencia-ficción,
Miguel Ángel
Fernández,
se dispusieron algunas
publicaciones que
desarrollan el tema.
Casi al final del
recorrido, un monitor
de televisión
trasmite escenas de
películas hollywoodenses
donde aparece la Estatua
de la Libertad en
situaciones catastróficas –propias
de la ciencia-ficción–,
como Siqueiros la
plasma en la primera
versión de El
nacimiento del fascismo, adelantándose
a los cineastas que
abordarán –con
ayuda de los efectos
especiales y la computación– el
tema de los desastres
naturales.
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Asimismo, se exhiben
caricaturas políticas
publicadas en los periódicos El
machete y Contra Ataque que
critican al fascismo y sus principales
personajes, en situaciones semejantes a
la barca a la deriva que pinta el artista.
La exposición concluye con la iconografía
de las burbujas, las mismas que produce accidentalmente la
piroxilina empleada para el cuadro. Las
burbujas simbolizan la especulación;
sin embargo, resulta un tanto forzada la
vinculación que establecen los investigadores.
El hecho de que se formen burbujas de aire
en el “magma” de pintura, y
que ellas hayan servido a Siqueiros para
proponer nuevas y mejores formas de expresión
plástica y estética, no significa
que las burbujas en sí mismas formaran
parte de las preocupaciones del creador.
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Por momentos la
exposición
se torna compleja,
sobre todo cuando
se trata de entrar
en contacto con
procedimientos,
materiales y técnicas
de investigación
sumamente especializadas.
Tal vez de manera
involuntaria, algunas
de las muestras,
análisis
y pruebas que se
exhiben en torno
a los materiales
siqueiranos resultan
verdaderos cuadros
de índole
contemporánea.
Sin embargo, no
está de más
que el visitante
a la SAPS se concentre
en las obras del
artista. Tanto El
nacimiento del fascismo como
las de contenido
de ciencia-ficción
que allí se
exhiben poseen un
valor propio. Es
esta muestra un
esfuerzo exitoso
por penetrar y hacer
visible y comprensible
el proceso creativo,
las búsquedas
y experimentaciones
del autor, las cuales
lo llevaron a lograr
sus objetivos artísticos
en viscosa amalgama
con la ideología,
la propaganda, la
política
y el arte público
que Siqueiros anarboló a
lo largo de su vida.
La exposición permanecerá hasta marzo de 2007
en la Sala de Arte Público Siqueiros (Tres Picos 29,
Polanco), con el auspicio del Conaculta a través del
Instituto Nacional de Bellas Artes y el Instituto de Investigaciones
Estéticas de la UNAM.
Inserción
en Imágenes: 31.01.07.
Foto del portal: detalles de El nacimiento del fascismo vistas
a través de microscopía estereoscópica. |