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Magna
exposición sobre la presencia de los indígenas
en el arte novohispano
María Constantino
beltmondi@yahoo.com.mx
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En el Palacio de Cultura Banamex, antiguo Palacio de Iturbide,
es posible apreciar la exposición Imágenes
de los naturales en el arte de la Nueva España, siglos
XVI al XVIII. Se trata de ochenta obras plásticas,
principalmente pinturas, que representan el papel relevante
que asumieron los indios en la sociedad novohispana. Con
base en el guión curatorial, a cargo del investigador
Jaime Morera, el acervo pictórico está integrado
por siete secciones: imágenes del valor, grandeza
y dignidad militar; nobleza indígena; el indio como
parte de la grey cristiana; el indio en la vida espiritual;
el indio donante de obras pías y patrocinios; la belleza
indígena y vida cotidiana y festividades.
Si bien el espectador se encontrará con obras de diferentes estilos y
con autores de la talla de Miguel Cabrera o Juan Correa, entre otros, la exposición
tiene como tema central el sitio protagónico que asumieron los naturales
de la Nueva España durante los siglos XVI al XVIII en los terrenos militar,
político, religioso y de la vida cotidiana.
Cabe mencionar que la exposición es el resultado de más de cinco
años de investigación llevada a cabo por un equipo de especialistas
dirigido por Elisa Vargaslugo del Instituto de Investigaciones Estéticas
de la UNAM. Pero no sólo es el fruto de una ardua indagación histórica
y académica, reunida en un monumental y acucioso libro cuyo título
es el mismo que da nombre a la exposición, sino de una exhaustiva búsqueda
por los caminos que conducen a templos, parroquias, iglesias y catedrales de
distintas regiones de México, algunas de ellas casi inaccesibles, para
encontrar aquellas obras que expliquen y justifiquen el tema y representen de
mejor manera la prominente presencia de los indios durante el periodo colonial.
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Ese esfuerzo de los investigadores y de Fomento Cultural
Banamex permitió reunir creaciones pictóricas
nunca antes vistas en espacios museográficos, algunas
de ellas de gran formato, como el lienzo Adoración
de los pastores y de los reyes magos de Ysidoro Castro,
cuya dimensión (7 x 4 mts.) planteó un enorme
reto logístico y técnico que le confiere aún
más mérito a la exposición. Otro aspecto
a destacar es el magnífico estado de conservación
de las obras. Algunas de las piezas fueron restauradas ex
profeso para ser exhibidas en el recinto de la calle
Madero del Centro Histórico. Posteriormente regresarán
a las comunidades de donde partieron, con el mismo esplendor
de cuando recién salieron de los talleres de los artistas.
La exposición abre con el área y las imágenes del indio-guerrero.
Se trata de pinturas historiadas con base en las crónicas de la época,
en las cuales se representa a los ejércitos mexica y español –y
a sus respectivos comandantes: Moctezuma y Hernán Cortés– en
igualdad de condiciones. Las escenas épico-militares en paneles y biombos
muestran la visión de hechos históricos un tanto idílica
pero con la “perspectiva del valor y coraje de los naturales que defendieron
lo propio en paridad de fuerza y la dignidad que conservaron aun en la derrota” (citado
del folleto de la exposición).
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El recorrido conduce al espectador por obras que revelan contenidos
simbólicos e iconográficos, teñidos de
ingeniosos recursos políticos y religiosos que los frailes
y los religiosos de la época –a través
del fino pincel de los artistas– idearon para conseguir
la evangelización de los indios. Precisamente el acervo
pictórico reunido en el Palacio de Cultura Banamex delata
el complejo proceso de la conquista espiritual. Una de las
piezas restauradas ex profeso, La predicación
de san Francisco de Asís a los indios (s. XVII), de
la iglesia de San Diego de Alcalá en Metepec, Tlaxcala,muestra
a ese importante santo, quien nunca estuvo en la Nueva España
(pero que en la pintura representa a la orden franciscana)
evangelizando a ilustres personajes de la sociedad indígena.
Más allá de la calidad estética de la
obra, el cuadro confiesa el modus operandi de los
frailes: convencer a los indios importantes para que a su vez éstos
convenzan al pueblo y todos se conviertan a la fe cristiana.
Ese discurso evangelizador también encuentra su eficacia en el mensaje
que contiene una talla de madera de la parroquia del ex-convento de Santiago
Apóstol, Santiago matamoros, el santo a caballo protector y benefactor
de los españoles, quien simbólicamente arrolla a los indios paganos.
En otras obras se observa que quienes aún no se han convertido a la religión
revelada por Dios se les representa en el mundo inferior envueltos en lenguas
de fuego.
La eficacia simbólica de las imágenes y del arte colonial permite
que las raíces de la evangelización sean profundas y fuertes entre
los naturales. En la iconografía los indios asumen la adoración
de Cristo. Algunos más integran el ejército de servidores de Dios.
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Por lo demás, en su conjunto los indios son favorecidos
por la divinidad. Diversas obras representan el tema mariano:
la madre de Dios –la Virgen de los Remedios, de Ocotlán
y de Guadalupe– se pone de lado de los indios y los
auxilia y socorre de manera magnánima en sus necesidades
más apremiantes. Así se avanza hasta encontrar
obras que representan –aunque con moldes occidentales
e hispánicos– la belleza de los rasgos y la
fisonomía de los naturales. De la misma manera se
muestran los aspectos festivos y cotidianos de la religiosidad
plenamente asumida por los indios, hasta llegar a las obras
de donantes indígenas. De entre estas últimas
destaca el retablo completo de Miguel Jerónimo de
Zendejas, Ánimas del purgatorio con donantes, de
la Parroquia de Santa María de la Natividad de Tamazulapan,
Oaxaca.
Pero sobre todo sobresale una bellísima pintura atribuida a Antonio Rodríguez, San
Antonio de Padua con niña donante (s. XVII), de la Parroquia de Santa
María Ozumbilla en el Estado de México. Esa obra fue restaurada
por Pablo Amador Marrero, un reconocido especialista originario de las Islas
Canarias. En la parte inferior derecha de la composición se observa el
bello rostro de una niña indígena (la donante de la pieza) dirigiendo
sus fervorosos y concentrados rezos a san Antonio de Padua. Sus elegantes y costosos
atavíos nos hablan de un personaje que ocupa una posición privilegiada
en la sociedad y, por lo tanto, la faculta para ser una donante.
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La exposición cierra con broche de oro: un imponente Retrato
de Moctezuma (anónimo, s. XVII). De cuerpo
entero y piel morena, la fortaleza física del personaje
se refuerza con una serie de atributos iconográficos
que le confieren majestad y dignidad. Esa obra, que pertenece
al Museo delli Argenti e delle Porcellane del Palazo Pitti
de Florencia, Italia, llegó a la corte de los Medici
para que los soberanos pudieran conocer y admirar al célebre
gobernante azteca.
A diferencia de lo expuesto en una nota periodística anónima, publicada
en el diario Milenio de la capital, la cual demerita el trabajo de los
investigadores y su museografía, la exposición Imágenes
de los naturales en el arte de la Nueva España, siglos XVI al XVIII reúne
un conjunto pictórico que estudia, exalta, reconoce y rinde un homenaje
a los indios de la sociedad virreinal. Sólo un ignorante de su ignorancia
puede mirar en los atavíos de la época un afán carnavalesco
de los artistas, al tiempo que deja de lado el profundo y complejo contenido
simbólico e iconográfico que las obras contienen, por no mencionar
el relevante papel que asumieron los indígenas en el México novohispano.
La exposición es una oportunidad única de admirar obras nativas
y originales que nunca antes han estado reunidas, con base en un sólido
y documentado guión museográfico. El público interesado
podrá acercarse al libro y consultar los textos que explican, paso a paso
y a profundidad, el tema de los naturales en el arte de la Nueva España.
La exposición permanecerá abierta durante los meses de septiembre
y octubre en el Palacio de Cultura Banamex en el Centro Histórico de la
Ciudad de México, de lunes a domingo. La entrada es libre.
Inserción en Imágenes: 05.09.06 |
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